El salario mínimo profesional busca reconocer el valor y la importancia del trabajo especializado, así como incentivar la adquisición de habilidades y la formación continua en determinadas profesiones o áreas laborales. Establecer un salario mínimo profesional tiene varios objetivos y beneficios:
Protección de los trabajadores: Al fijar un salario mínimo profesional, se busca asegurar que los trabajadores con habilidades especializadas reciban una remuneración justa y adecuada por su trabajo. Esto contribuye a evitar la explotación laboral y garantiza condiciones de vida dignas.
- Estímulo a la formación y capacitación: Al establecer un salario mínimo profesional, se incentiva a los trabajadores a adquirir habilidades y conocimientos especializados en su campo laboral. Esto promueve la educación continua, el desarrollo profesional y la mejora de la calidad del trabajo en general.
- Equidad y justicia salarial: El salario mínimo profesional contribuye a reducir las brechas salariales entre distintas ocupaciones y áreas laborales. Al reconocer el valor del trabajo especializado, se busca asegurar una mayor equidad en la distribución de los ingresos y una justa compensación por la experiencia y habilidades adquiridas.
- Impulso a la productividad y competitividad: Al establecer un salario mínimo profesional, se incentiva a los empleadores a valorar y reconocer las habilidades especializadas de los trabajadores. Esto puede generar una mayor motivación, productividad y eficiencia en el trabajo, lo que contribuye al desarrollo económico y la competitividad de las empresas y el país en general.
En consecuencia, el pago por estos servicios prestados es mayor en comparación con quien percibe el Salario Mínimo General, cuyo trabajo sí puede desempeñarse sin necesitar especialidad.