Por el principio de "favor matrimonii", se presume que el matrimonio es válido; por supuesto, esto se refiere a cualquier matrimonio que tenga la apariencia de matrimonio bajo el derecho canónico. En el proceso de disfrutar de la presunción de validez, debe tener la apariencia de matrimonio canónico; a falta de tal apariencia, no goza de la presunción.
La presunción se refiere al matrimonio válido bajo el derecho canónico, no sólo los matrimonios celebrados en forma canónica, sino también los matrimonios legítimamente celebrados en otras formas, los matrimonios de católicos legítimamente celebrados en forma civil o religiosa no católica, o los matrimonios válidos entre no católicos. En estos casos opera la presunción señalada.