Gestión de Negocios

La gestión de negocios en el derecho civil se refiere a una figura jurídica en la cual una persona (llamada "gestor") toma decisiones y realiza actos en nombre de otra persona (llamada "dueño"), sin haber recibido una instrucción o autorización específica para hacerlo.

La figura de gestión de negocios se presenta cuando el gestor actúa en una situación de urgencia o necesidad, con el fin de proteger los intereses del dueño, quien no ha podido actuar por sí mismo. Por ejemplo, si el dueño de un negocio se encuentra enfermo y no puede tomar decisiones importantes, un gestor puede tomar decisiones en su nombre para evitar perjuicios a la empresa.

En este caso, el gestor actúa de buena fe y con el propósito de proteger los intereses del dueño. Si bien no tiene una autorización explícita para actuar, está actuando en beneficio del dueño y por lo tanto, se espera que actúe con la diligencia de un buen administrador.

La figura de gestión de negocios tiene implicaciones legales, y el gestor puede ser responsable de los daños y perjuicios que cause si actúa con negligencia o falta de diligencia. Además, el dueño puede aceptar o rechazar la gestión una vez que se haya enterado de ella.

La gestión puede consistir en el cumplimiento de un acto jurídico que puede efectuarse de dos maneras: 
  • Cuando el gestor actúa en su propio nombre con la intención de beneficiar al dueño 
  • Cuando el gestor actúa por cuenta del dueño del negocio.

Principios Envueltos en la Gestión de Negocios

La gestión de negocios implica una serie de principios que rigen su aplicación. En cuanto a los dos principios mencionados:
  • Principio de solidaridad humana: Este principio se refiere a la obligación moral que tiene una persona de ayudar a otra en una situación de necesidad, en la medida de sus posibilidades. En el contexto de la gestión de negocios, el gestor actúa en beneficio del dueño, ya que este último se encuentra en una situación de necesidad y no puede actuar por sí mismo. El gestor actúa en virtud de su deber moral de solidaridad, y no en su propio interés.
  • Principio de no intervenir en negocios ajenos: Este principio se refiere a que nadie puede intervenir en los negocios de otra persona sin su consentimiento o autorización. En el caso de la gestión de negocios, el gestor está actuando en nombre del dueño sin una autorización explícita, pero lo hace en virtud de la situación de necesidad del dueño y con el propósito de proteger sus intereses. Este principio no se viola siempre y cuando se cumplan las condiciones necesarias para la aplicación de la figura de la gestión de negocios.

Condiciones o requisitos en la persona del gestor.

Existen requisitos en relación con la persona que actúa como gestor del negocio en el marco de la gestión de negocios. Estos requisitos son los siguientes:
  • Buena fe: El gestor debe actuar con buena fe, es decir, con la intención de proteger los intereses del dueño del negocio.
  • Interés del dueño: El gestor debe actuar en interés del dueño del negocio y no en su propio interés.
  • Capacidad: El gestor debe tener la capacidad necesaria para llevar a cabo las acciones que se requieren en la gestión del negocio.
  • Diligencia: El gestor debe actuar con diligencia, es decir, con el cuidado y la atención necesarios para proteger los intereses del dueño del negocio.
  • Responsabilidad: El gestor es responsable de sus acciones y debe responder por los daños y perjuicios que cause por su negligencia o falta de diligencia.
Si el gestor no cumple con estos requisitos, su actuación podría considerarse como una intromisión ilegítima en los negocios del dueño y podría ser demandado por los daños y perjuicios causados. Por lo tanto, es importante que el gestor actúe de manera responsable y diligente en el desempeño de sus funciones.

Condiciones o requisitos en la persona del dueño del negocio.

Para que se pueda aplicar la figura de gestión de negocios en el derecho civil, se deben cumplir una serie de requisitos en relación con la persona dueña del negocio:
  • Incapacidad temporal: La persona dueña del negocio debe estar temporalmente incapaz de actuar por sí misma, ya sea por enfermedad, accidente, ausencia temporal o por cualquier otra causa.
  • Ausencia de instrucciones: La persona dueña del negocio no ha dejado instrucciones precisas o no se han podido obtener por causa de la incapacidad temporal.
  • Necesidad de actuar: Existe una necesidad de actuar para proteger los intereses del dueño del negocio.
  • Beneficio del dueño: Las acciones tomadas por el gestor deben ser en beneficio del dueño del negocio y no en beneficio propio.
  • Buena fe y diligencia: El gestor debe actuar con buena fe y con la diligencia que se espera de un buen administrador en la misma situación.
Si se cumplen estas condiciones, el gestor puede tomar decisiones y realizar actos en nombre del dueño del negocio sin necesidad de una autorización explícita, y la figura de la gestión de negocios puede ser aplicada en el derecho civil.

Efectos de la gestión de negocio.

La gestión de negocios conlleva una serie de efectos y obligaciones tanto para el gestor como para el dueño del negocio. A continuación, se detallan las obligaciones correspondientes a cada parte:

Obligaciones del gestor de negocio:

  • Actuar con diligencia y buena fe: El gestor debe tomar decisiones y realizar actos en beneficio del dueño del negocio, actuando con la diligencia y el cuidado necesarios.
  • Rendir cuentas: El gestor debe llevar un registro detallado de las acciones tomadas y de los resultados obtenidos, y debe rendir cuentas al dueño del negocio de manera oportuna y transparente.
  • No exceder su autoridad: El gestor no puede tomar decisiones o realizar actos que excedan los límites de la gestión autorizada, es decir, solo puede actuar en el ámbito necesario para proteger los intereses del dueño.
Obligaciones del gestor frente al dueño:
  • Informar al dueño: El gestor debe informar al dueño de todas las acciones tomadas y de cualquier situación relevante relacionada con la gestión del negocio.
  • Entregar beneficios y bienes al dueño: El gestor debe entregar al dueño cualquier beneficio o bien obtenido a través de la gestión del negocio.
Obligaciones del dueño frente a terceros:
  • Responsabilidad por las obligaciones asumidas: El dueño del negocio es responsable por las obligaciones y compromisos asumidos por el gestor en el ejercicio de la gestión de negocios.
Obligaciones del dueño frente al gestor:
  • Indemnización de gastos y daños: El dueño debe indemnizar al gestor por los gastos razonables y necesarios en los que haya incurrido durante la gestión, así como por los daños sufridos debido a la gestión del negocio.

La obligación del gestor de negocios termina en las siguientes situaciones:

  • Término del plazo: Si la gestión de negocios fue acordada por un plazo determinado, la obligación del gestor terminará automáticamente una vez que se cumpla dicho plazo.
  • Finalización de la gestión: La obligación del gestor termina cuando se completa la gestión acordada. En este caso, el gestor debe entregar al dueño del negocio todos los bienes y beneficios obtenidos durante la gestión.
  • Imposibilidad de continuar la gestión: Si el gestor se enfrenta a circunstancias que le impiden continuar con la gestión, como una enfermedad o incapacidad, la obligación del gestor termina de manera anticipada.
  • Revocación de la gestión: El dueño del negocio puede revocar la gestión en cualquier momento, aunque deberá indemnizar al gestor por los gastos razonables y necesarios en los que haya incurrido durante la gestión, así como por los daños sufridos debido a la gestión del negocio.
  • Terminación por acuerdo mutuo: El gestor y el dueño del negocio pueden poner fin a la gestión de mutuo acuerdo, acordando los términos y condiciones de la terminación.
Es importante tener en cuenta que en todas estas situaciones el gestor debe rendir cuentas al dueño del negocio y entregarle todos los bienes y beneficios obtenidos durante la gestión. Además, el gestor debe actuar con buena fe y diligencia hasta el final de la gestión y no tomar decisiones que perjudiquen los intereses del dueño del negocio.